Efectos del sismo sobre la vivienda de alquiler
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Resumen
En unos instantes del 19 de septiembre de 1985 se incrementó sensiblemente el déficit de vivienda en la ciudad de México. Antes del terremoto de esa mañana, las estimaciones más conservadoras situaban las estadísticas de la carencia habitacional en varios cientos de miles de alojamientos. Con el siniestro, habrían de agregarse a ese monto otras decenas de millares. El daño físico se acentuó en las barriadas populares y representó un duro impacto para los espacios vitales de los usuarios, ocupantes de vecindades u otras modalidades de vivienda en arrendamiento, sobre todo del centro citadino. Para una considerable porción de los propietarios de esos inmuebles, la tragedia significó la posibilidad de desalojar a inquilinos con rentas bajas o congeladas. Con ello, se podrían demoler los restos de los edificios y vender los predios o reedificar sobre éstos a partir de conceptos constructivos que optimizaran el aprovechamiento del espacio. Empero, en lo que la mayoría de ellos coincidían era en la oportunidad de obtener mayores utilidades aumentando las rentas hasta donde pudieran.
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